jueves, 31 de marzo de 2011

Jasón y los Argonautas

Para quienes no conozcan a Jasón, el esposo de Medea, os dejo una presentación sobre sus aventuras con los Argonautas. 

Jasón y Medea se conocieron en la Cólquide y luego se trasladaron a Grecia, donde una serie de acontecimientos desencadenaron los hechos que Eurípides nos cuenta en la tragedia que estamos leyendo. 

De momento, disfrutad de las aventuras de los argonautas... 


martes, 29 de marzo de 2011

Kavafis...

Esto que voy a enlazar no tiene nada que ver con nada... y lo tiene todo que ver con todo. Es Kavafis (Κωνσταντίνος Πέτρου Καβάφης), un poeta de Alejandría (1863-1933) que compuso, entre otros muchos, un poema dedicado al viaje de Odiseo.

Aunque es griego "moderno", os enlazo una página donde se puede escuchar recitado y está el texto en griego. Es precioso, no os lo podéis perder...

http://www.kavafis.gr/lections/content.asp?id=251&author_id

Podéis encontrar traducciones muy buenas, una muy emocionante la tenéis cantada por Lluis Llach:



Esta vez... sólo disfrutad.

jueves, 24 de marzo de 2011

Introducción a la Tragedia

Ya estamos aquí, inmersos en la tragedia e intentando buscar razones que justifiquen la actuación de Medea. Pensad en la esencia de la tragedia, por qué los personajes actúan como lo hacen, quién o qué los guía... y qué posibilidades reales tienen de actuar de otra forma. Recordad la posición de la mujer en la antigua Grecia y puede que todo esto ayude a entender un poco más la obra, a Medea y también a Jasón, a Creonte, etc.

Para empezar, os dejo la presentación del género dramático Griego, una introducción a sus características y representantes principales.


lunes, 21 de marzo de 2011

Bienvenida, Perséfone

Hoy Deméter sonríe. Perséfone ha vuelto junto a ella tras pasar seis meses en el Hades, junto a su marido. Y con la sonrisa de Deméter llegan las flores, el sol, los paseos junto al mar y las temperaturas más que agradables… ¡llega la primavera!

Hesíodo y el “homérico” Himno a Deméter son las fuentes literarias más antiguas que narran el mito de Deméter y Perséfone, mito que servía para explicar la sucesión de las estaciones. Según la leyenda, Perséfone jugaba con otras jóvenes y, cuando se agachó para coger una flor del prado, la tierra se abrió, surgió Hades en un carro de caballos y se llevó a la muchacha consigo.


Deméter, al escuchar el grito de su hija, empezó una peregrinación por todo el mundo para buscarla. Mientras Perséfone estuvo desaparecida, Deméter descuidó la tierra y todo el mundo vegetal fue muriendo poco a poco… nada germinaba y nada crecía. La naturaleza estaba de luto, como la diosa que había perdido a su hija.

Mientras, la rubia Deméter, sentada allí aparte de los Bienaventurados todos, permanecía consumida por la nostalgia de su hija de ajustada cintura.
Hizo que aquel fuera el año más espantoso para los hombres sobre la tierra fecunda, y el más perro de todos, pues la tierra ni siquiera hacía medrar semilla alguna, ya que las ocultaba Deméter, la bien coronada. Muchos corvos arados arrastraban en vano los bueyes sobre los labrantíos y mucha cebada blanca cayó, inútil, a tierra.
De seguro habría hecho perecer a la raza toda de los hombres de antaño por la terrible hambre, y habría privado del magnífico honor de las ofrendas y sacrificios a los que ocupan olímpicas moradas, si Zeus no se hubiese percatado y lo hubiera meditado en su ánimo.

(Después de haber recuperado a Perséfone, Zeus envía a Iris, la mensajera de los dioses, quien dirige estas palabras a Deméter)

-¡Aquí, hija! Te llama Zeus tonante, cuya voz se oye de lejos, para que vayas junto a las estirpes de los dioses. Prometió que te daría las honras que quisieras entre los dioses inmortales. Accedió asimismo a que tu hija permaneciera la tercera parte del transcurso del año bajo la nebulosa tiniebla, pero las otras dos junto a ti y a los demás inmortales. Aseguró que esto se cumplirá y lo confirmó con una señal de su cabeza. Así que ven, hija mía, y obedécele. No sigas constantemente irritada, fuera ya de lugar, contra el Cronión amontonador de nubarrones, sino haz crecer en seguida el fruto que da vida a los hombres.
Así habló. Y no desobedeció la bien coronada Deméter. En seguida hizo surgir el fruto de los labrantíos de glebas fecundas. La ancha tierra se cargó toda de frondas y flores.” (Himno a Deméter, trad. A. Bernabé)


Deméter pidió ayuda a Zeus, que le concedió la vuelta de su hija, pero Perséfone había probado una granada, por lo que había quedado vinculada eternamente al mundo de los muertos. El soberano de los dioses, obligado por la necesidad de aplacar a Deméter, decidió que la muchacha pasara con Hades un tercio del año. Desde entonces, se extendió el mito como una alegoría de la naturaleza: Perséfone es el grano que debe ir bajo tierra para que pueda volver a germinar después del invierno; el regreso de la joven es el inicio de la primavera, el renacer de la vida.


Las fiestas en honor a Deméter estaban muy extendidas en la antigua Grecia, especialmente las Tesmoforias, que simbolizaban la unión de las mujeres. Además, se desarrollaron una serie de cultos secretos, los misterios, en los que para participar había que ser “iniciado”. Estos cultos tuvieron una de sus principales sedes en Eleusis.